Hechos 1:5 "Bautismo en el Espíritu Santo"

TEXTO

“Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con (ἐν) el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1:5).

COMENTARIO
Por Selvin Monterroso

A simple vista, el pasaje de Hechos 1:5 se ve bastante sencillo y claro.  Sin embargo, al analizarlo detenidamente vienen a la mente ciertas preguntas tales como:


¿En qué consiste el bautismo en el Espíritu Santo?
El bautismo en el Espíritu Santo aparece en cinco pasajes del Nuevo Testamento.  En los primeros tres, Juan el Bautista afirmó que este bautismo sería la característica distintiva del Mesías (Mateo 3:11; Marcos 1:8; Lucas 3:16).  El cuarto es una reiteración de la misma verdad hecho por Jesús mismo después de su resurrección (Hechos 1:5).  Nadie más sino el Cristo, bautizaría con Espíritu Santo y fuego.


Resaltar esto es muy importante porque indica que, antes del cumplimiento de la promesa, nadie había sido bautizado con el Espíritu Santo.  En el Antiguo Testamento, el Espíritu vino con poder sobre varias personas para que realizaran grandes proezas.  En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista (Lucas 1:15), Elizabeth (Lucas 1:41), Zacarías (Lucas 1:67), etc., fueron llenos del Espíritu Santo.  Sin embargo, ninguno de ellos experimentó su bautismo.  De haberlo experimentado, la era mesiánica no tendría ninguna novedad.

El quinto texto aparece en el contexto de la discusión paulina sobre los dones espirituales en la iglesia de Corinto.  El apóstol Pablo enfatizó que todo cristiano lo había recibido: "Porque por  (en) un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo" (1 Corintios 12:13).  En otras palabras, nadie puede llamarse cristiano, considerarse parte de la iglesia o pertenecer a Cristo si no ha sido inmerso en el Espíritu Santo (Romanos 8:9).

Quien bautiza no es el Espíritu, sino Jesús.  La Reina Valera utiliza preposiciones como "en", "por" y "con"; sin embargo, en griego solamente aparece "en" (ἐν) indicando que el Espíritu no es el agente, sino es la sustancia en la cual Cristo nos sumerge.    Ser bautizado en el Espíritu Santo es ser inmerso en Dios; el Espíritu viene a morar a nuestro corazón como sello innegable de que pertenecemos a Cristo (Efesios 1:13).  La llenura del Espíritu, el gozo inefable, los dones espirituales, el hablar en lenguas, etc., son solamente señales externas presentes en contextos específicos; el bautismo en el Espíritu Santo es más eso: es resurrección espiritual, vida nueva en Cristo Jesús.

¿Qué diferencia existía entre el bautismo de Jesús y el de Juan?

La Biblia nos informa que tanto Juan como Jesús bautizaban (Juan 3:22—23) y que estas dos prácticas coexistieron por algún tiempo (Hechos 19:1—7).  En el texto que nos concierne, Jesús aludió a las propias palabras de Juan "Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí... os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mateo 3:11).  Por lo tanto, es lógico y oportuno hacer un contraste entre ambos bautismos en este lugar del estudio.

En efecto, entre el bautismo de Jesús y el de Juan existen varias diferencias como se demuestra en el siguiente cuadro.  (Sólo se citan los textos más importantes, si usted desea mayor argumentación en alguno de los puntos del cuadro, puede indicarlo en los comentarios al final de artículo)

CONTRASTE ENTRE EL BAUTISMO DE JUAN Y JESÚS
Categoría	Bautismo de Juan	Bautismo de Jesús
Elemento	Agua                             (Mateo 3:11)	Agua, Espíritu Santo y fuego               (Hechos 8:36—39; Mateo 3:11)
Razón	Arrepentimiento            (Mateo 3:11)	Fe en Cristo Arrepentimiento
Objetivo	Obtener el perdón de pecados                      (Marcos 1:4)	Obtener el perdón de pecados     (Hechos 22:16) Recibir el don del Espíritu Santo   (Hechos 2:38) Ser añadido a la Iglesia                     (Hechos 2:41) Ser parte de la resurrección de los justos                                               (Romanos 6:5, 8)
Simbolismo	Purificación  (Muy probablemente así lo entendían los judíos acostumbrados a los rituales de purificación)	Unión con Cristo en su pasión: muerte, sepultura y resurrección         (Romanos 6:3—4) Muerte a la vieja vida y resurrección espiritual con Cristo                         (Romanos 6:6, 11) Resurrección escatológica             (Romanos 6:5, 8)
Propósito Específico	Ungir y dar a conocer al Mesías                           (Juan 1:29—34)	Salvar y dar vida eterna a quienes creen en Jesucristo                               (Marcos 16:16; Tito 3:5, 1 Pedro 3:21)

¿Qué diferencia existe entre el bautismo en Espíritu y en Fuego?

Ahora bien, de acuerdo a las palabras de Juan el Bautista, Jesús iba a bautizar tanto en Espíritu como en Fuego.  El dijo:

“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.  Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará” (Mateo 3:11—12).

Debido a la interpretación superficial de este pasaje bíblico, en muchas Iglesias es común pedir al Señor enviar fuego.  Esto es un error.  Si se observa con cuidado el texto, se verá que estamos ante un paralelismo hebreo; es decir, la idea que se expresa en el primer versículo, se repite en el segundo con diferentes palabras.  Jesús iba a bautizar con Espíritu y Fuego; es decir, iba a recoger su trigo en los graneros y quemar la paja en fuego eterno.  El Espíritu Santo es equivalente del trigo en el granero: salvación eterna; mientras que el fuego es equivalente a la paja en el fuego que nunca se apaga: condenación eterna.  La siguiente tabla lo demuestra de forma gráfica.

(Usted puede ampliarla dándole clic con el mause)

 En otras palabras, todos seremos bautizados por Cristo porque él es tanto salvador como juez de toda la tierra.  Aquellos que obedecemos a su voz somos bautizados en Espíritu Santo para salvación, mientras que aquellos que lo rechacen serán bautizados en fuero para condenación.  El Espíritu Santo es salvación; el fuego es juicio condenatorio: dos realidades contrarias.

¿Qué relación existe entre el bautismo en agua y en Espíritu?

Finalmente, es importante preguntarse si ser bautizado en agua es lo mismo que ser bautizado en Espíritu o si también estamos ante dos realidades distintas.  

Por una parte, Juan afirmó:

“Yo a la verdad os he bautizado con (ἐν) agua;

Pero él os bautizará con (ἐν) Espíritu Santo” (Marcos 1:8).
(Algunos manuscritos no contienen la primera preposición "en" relativa al elemento del agua)

Por otra parte, Jesús, quien bautizaría en Espíritu Santo, ordenó a sus discípulos bautizar en agua (Mateo 28:19; Marcos 16:16).  

Entonces, ¿cómo relacionar estas dos realidades?

Para la mayoría de los pentecostales, el bautismo en agua y Espíritu son dos acontecimientos distintos.  La salvación, dicen ellos, se recibe por fe cuando la persona acepta a Cristo.  El bautismo del Espíritu Santo se da posteriormente cuando el cristiano habla en lenguas.  Finalmente, el bautismo en agua es solamente una ordenanza, un rito de iniciación para dar testimonio al mundo pero sin valor salvífico.

Esta posición, aunque popular y razonable, tiene serios problemas.  
→  En primer lugar, no es posible recibir la salvación por fe sin haber recibido también al Espíritu Santo.  El apóstol Pablo escribió a los romanos: “… si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8:9).  ¿Cómo puede alguien ser salvo sin ser de Cristo?

→  En segundo lugar, el bautismo en agua es esencial para alcanzar la salvación (Marcos 16:16; Hechos 2:38; Tito 3:5; 1 Pedro 3:21).  En palabras del Señor Jesús, es imposible entrar en el reino de los cielos sin haber nacido del agua y del Espíritu (Juan 3:5).

→  En tercer lugar, y más contundente, el apóstol Pablo afirma que hay “un solo bautismo” (Efesios 4:5).   

La mejor manera de contestar a la pregunta es afirmando: 

1. Que existe un solo bautismo cristiano (Efesios 4:5).  
2. Que ese bautismo es indispensable para llegar a ser cristiano
• "Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos" (Gálatas 3:27).
• "Porque por (ἐν) un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo,…” (1 Corintios 12:13).
3. Y que ese único bautismo tiene dos elementos “agua y Espíritu” (Juan 3:5).

Ser bautizado significa ser inmerso en algo.  Cuando nos bautizamos somos inmersos en agua y en Espíritu.  Lo espiritual y lo físico se unen en un solo acto salvífico porque Cristo desea la consagración tanto de nuestra alma como de nuestro cuerpo.  

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