“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del
mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida” (Juan 8:12).
Introducción
Imagine que se
encuentra en una caverna, en total oscuridad.
No ve nada, ni siquiera su mano derecha a punto de tocar su rostro. ¿Cómo moverse en semejante situación? ¿Cómo saber hacia dónde ir? ¿Cómo evitar los peligros que existen a cada
paso? Así es nuestra vida sin
Cristo. Pero cuando una pequeña luz logra
penetrar la caverna, las cosas cambian.
Por pequeña que sea esa luz, es capaz de mostrar el sendero que se debe
seguir y exponer los peligros del camino.
Jesús es esa luz que nos guía hacia la vida eterna. Él dijo: “…Yo soy la luz del mundo; el que me
sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).